Autolesiones en la adolescencia: cómo detectarlas, causas y tratamiento psicológico

Muchos adolescentes recurren a la autolesión como forma de gestionar su malestar emocional. Para madres, padres y educadores, entender las conductas autolesivas es el primer paso para poder ayudar. Por tanto, si tú o tus hijos os sentís identificados, este texto te interesa. 

Sí, has entendido bien. La conducta autolesiva que a priori resulta tan estigmatizante, no es más que una forma de escapar de un intenso malestar emocional, autocastigarse o incluso un intento de conseguir algo que la persona desea o necesita. 

Cuando algo nos desborda emocionalmente, emprender todo un ritual que capta nuestra atención, provocar un dolor físico incompatible con el dolor emocional y que nuestro cuerpo active los mecanismos de analgesia, hace que sin lugar a duda ese malestar se regule y se calme a corto plazo, de forma inmediata. Además, si las personas de nuestro entorno llegan a intuir estos comportamientos y se asustan, en ese momento seguramente nos cuiden y nos atiendan más o nos traten de una forma más especial. Cuando hay muchas necesidades emocionales que yo tenga sin cubrir, esta actitud por parte del entorno también va a aliviar bastante mi malestar. 

¿Qué son las autolesiones en la adolescencia?

Como su nombre indica, consiste en hacerse daño a uno mismo de forma voluntaria, sin la intención de morir. De hecho, en psicología se utiliza el término “autolesión no suicida” o NSSI (por sus siglas en inglés) para referirnos a ella.

Si bien es una señal de alarma que requiere atención profesional, no significa que sea un intento suicida. Más bien, son intentos de aliviar un dolor emocional intenso o recuperar la sensación de control ante situaciones que nos superan. Es decir, el objetivo no es acabar con la vida, sino gestionar ese sufrimiento.

Este tipo de conductas tienden a aparecer en la adolescencia porque se trata de una etapa vital especialmente sensible: el cuerpo cambia, la identidad se forma, las emociones se intensifican y las exigencias sociales aumentan. Además, aún no hemos aprendido muchas formas de regularnos emocionalmente. 

Algunos ejemplos de autolesiones frecuentes son cortes con objetos afilados, como cuchillas o tijeras, en brazos o muslos u otras partes ocultas del cuerpo (más común en chicas), golpes contra superficies, como golpease la cabeza o los puños contra la pared (más común en chicos), quemaduras leves usando cigarrillos, encendedores u objetos calientes. Arrancarse el cabello como forma de liberar ansiedad o rascarse la piel de forma compulsiva hasta provocar heridas o arrancarse costras, etc.

Los tipos de autolesiones en la adolescencia pueden variar, pero la mayoría comparten un mismo objetivo.

¿Por qué los adolescentes se autolesionan?

Aunque los motivos de las autolesiones adolescentes son variados y multifactoriales, a continuación, se explican los principales factores implicados: 

  • Factores emocionales: la adolescencia es un periodo donde las emociones se sienten con gran intensidad y frecuencia (sistema límbico muy activo). Muchos adolescentes lidian con ansiedad, depresión, baja autoestima o una profunda sensación de vacío. Cuando no encuentran formas sanas de gestionar esa emoción, la autolesión aparece como una vía para aliviarlo. 

“Algunas personas describen la autolesión como una forma de “sentir algo” cuando están emocionalmente entumecidas”.

  • Factores sociales: el bullying, la presión académica, los conflictos familiares o las redes sociales pueden generar un entorno de alta exigencia y pueden aumentar el malestar y la sensación de no pertenencia. Al sentir que no se tiene un espacio seguro donde expresarse, se canaliza el dolor hacia uno mismo. 
  • Cambios biológicos, fisiológicos y neurológicos: durante la adolescencia el cerebro aún no ha desarrollado plenamente las capacidades para regular emociones o controlar impulsos (lóbulo prefrontal), lo que hace que se recurra a esa forma rápida de aliviar el malestar.  

“La autolesión activa circuitos de recompensa aliviando momentáneamente el dolor y haciendo más probable que se repita esa conducta”

  • Forma de comunicación o liberación emocional: en muchos casos actúa como forma de pedir ayuda sin palabras, de comunicar un dolor que no se sabe expresar verbalmente. También puede servir para liberar tensión emocional acumulada, como recurso para sentir control en situaciones inmanejables o para castigarse cuando sienten culpa, fracaso o inadecuación.

Cómo detectar las autolesiones en casa o en el entorno escolar

  • Signos físicos:
  • Ropa larga en verano (especialmente cuando antes no era habitual)
  • Marcas sospechosas, heridas repetidas en zonas accesibles del cuerpo.
  • Presencia de vendajes frecuentes o excusas para no mostrar la piel
  • Cambios emocionales: aislamiento, irritabilidad, tristeza constante.
  • Aislamiento repentino o pérdida de interés por actividades que antes se disfrutaba.
  • Irritabilidad, tristeza persistente o cambios bruscos de humor.
  • Comentarios autocríticos, de odio hacia sí mismo o frases como “no valgo nada”.
  • Expresiones indirectas:
    • Dibujos, escritos o publicaciones en redes sociales con contenido oscuro, de dolor o sufrimiento.
    • Búsquedas en internet relacionadas con autolesiones.

“Muchos adolescentes intentan ocultarlo, por eso es clave observar los pequeños detalles sin invadir su intimidad”

¿Qué hacer si mi hijo se autolesiona?

Descubrir que un hijo o hija se autolesiona puede generar shock, miedo o culpa. Sin embargo, la reacción de la familia es clave para su recuperación. Estos son los primeros pasos recomendados:

  • No juzgar ni castigar. Mantén la calma, aunque por dentro duela. Lo más importante es crear un espacio donde se sienta escuchado y entendido.
  • Validar emociones. Frases como “entiendo que estés sufriendo” o “gracias por confiar en mí” ayudan más que preguntas inquisitivas.
  • Evita minimizar “eso no es para tanto” o dramatizar “¿cómo has podido hacerte esto?”
  • Mira ese comportamiento como una señal de alarma. No te asustes, solo detecta que tu hijo/a necesita ayuda. 
  • Buscar apoyo profesional cuanto antes. La intervención psicológica es fundamental para que el adolescente aprenda nuevas formas de afrontar lo que le pasa.

Tratamiento psicológico para las autolesiones adolescentes

El tratamiento psicológico para las autolesiones en la adolescencia es fundamental para que el joven aprenda a manejar el dolor emocional sin hacerse daño. La intervención debe ser especializada e integral.

  • Psicoterapia individual. Terapia contextual que dote al adolescente de herramientas para expresar y gestionar lo que siente. Entender qué le hace sentir tan mal y encontrar formas de manejarlo y solucionarlo es clave.
  • Trabajo conjunto con familia y entorno. La familia puede aprender a comunicarse sin presionar y el colegio debe ofrecer apoyo sin estigmatizar.
  • Prevención de recaídas. Parte del tratamiento incluye planificar qué hacer ante momentos de crisis, enseñar señales de alarma y fortalecer los recursos personales para evitar recaídas.

¿Se pueden superar las autolesiones en la adolescencia?

Sí. Con el tratamiento adecuado y el acompañamiento emocional de su entorno, muchos adolescentes logran dejar atrás las autolesiones. No es un proceso inmediato, pero con paciencia, apoyo profesional y compromiso familiar, la mayoría aprende nuevas formas de lidiar con el dolor.

La clave está en entender que la autolesión no define al adolescente. Es la conducta que ha aprendido que le sirve para adaptarse a su contexto, pero que puede ser comprendida, modificada y superada.

Comprender el dolor emocional de un adolescente es el primer paso para acompañarlo. Si te preocupa que tu hijo o hija esté atravesando una situación así, en nuestro centro te ofrecemos un espacio seguro para abordarlo desde la profesionalidad y la empatía.

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